Gabriel Schmitz nunca ha bailado, aunque durante su infancia asistió a espectáculos de ballet con su madre en su ciudad, Dortmund, y desde joven la danza le ha cautivado e influido en su carrera artística, de hecho, la exposición individual «Se mueve«, la doceava que ha presentado la Galería Jordi Barnadas, está dedicada al mundo de la danza contemporánea.
El lienzo define el espacio por donde el pincel se moverá como el escenario marca el espacio donde las bailarinas danzarán, de la misma manera, ritmo y equilibrio son fundamentales en una coreografía y en una pintura.
Para Gabriel Schmitz, pintar o dibujar una bailarina es un estímulo creativo y un reto con el que intentar mostrarnos instantes y sentimientos en esencia. Schmitz siempre se muestra más interesado en capturar el alma y las emociones de sus personajes que en darles una forma anatómicamente correcta. El artista, que ha bebido del expresionismo alemán, exagera de forma evidente manos y pies, destacando así el gesto y el movimiento.